domingo, 12 de febrero de 2012

Capítulo cuatro.

Llamaron a la puerta. No le apetecía nada abrir, pero no había nadie en su casa y no tenía mas remedio. Fue lentamente, esperando que quién quiera que se encontrase al otro lado se fuera y sabiendo que si de verdad era algo importante se quedaría. No se le ocurrió observar a la persona que se encontraba en el otro lado de la puerta a través de la mirilla y cuando giró la llave, se dio cuenta de que mas le valía haberlo hecho.
-Hola princesa. Llueve un poco, ¿puedo pasar? - Sonreía. Su mente solo le daba vueltas a una pregunta, y sus labios la hicieron real.
-¿Por qué? - Sus ojos no denotaban ninguna expresión, estaban vacíos y sin alma como antes de conocerlo.
-¿El qué? ¿Por qué he vuelto, por qué me fui o por qué nunca he dejado de quererte y pensar en ti?-Ya no sonreía, pero podía apreciarse que se lo estaba pasando bien, disfrutando con aquella situación. Eso la desesperaba.
-Por qué me rompiste el corazón. Por qué te fuiste tan rápido, diciéndome que estar conmigo había sido un error. Por qué me dejaste de esa forma, ¿es qué no eres ni un poco valiente como para hacerlo en persona? ¡Por teléfono! ¡El amor de mi vida me deja por teléfono, se lleva mi sonrisa durante un año entero y regresa pidiendo que le perdone, que siempre me ha querido y que no debió de haberme hecho sufrir! ¡¿Pero quién te crees que eres?! ¡Eres un estúpido! - Su mirada había cambiado. Estaba furiosa, ¿por qué iba a ocultarlo? La habían tratado mal, su corazón estaba partido en mil pedazos, y la lluvia la alteraba.
-Tranquilízate, tengo respuestas para todo, pero necesito pasar, hace mucho frío aquí. -Lo decía de verdad, pero ella también fue sincera cuando habló.
-¿Sabes qué? Mójate. Esta lluvia no son mas que las lágrimas que yo he derramado por ti. ¿Y para qué engañarnos? Ahora estaba llorando, sí, por ti, pero no quería que volvieras y no te voy a dejar volver. ¿Has sido muy especial? Nadie lo duda. ¿Has sido mi primer amor? No te lo voy a negar. Pero no eres el amor de mi vida; mas bien eres el mayor sufrimiento que he sentido. No voy a dejar que aparezcas de nuevo como si nada, las segundas partes nunca fueron buenas. ¡Ah! Y cuidado, no te vayas a resbalar con algún charco.
Cerró la puerta. Dejó atrás su pasado. Avanzó hacia el futuro. Sonrió, ahora podía ser feliz. Por fin le había dicho 'adiós' en persona. ¡Se acabó! Su existencia ya no era motivo para estar triste, ahora era ella la que lo dejaba abandonado y a su suerte. ¡Hasta siempre lágrimas, hola felicidad!

No hay comentarios:

Publicar un comentario